La deficiencia energética en nuestra sociedad se ha exacerbado con el tiempo, ya que el número de gente que reporta sentirse cansada ha crecido en los últimos años. Afortunadamente, esta “pandemia” de cansancio se debe mucho a malos hábitos, algunos de ellos fácilmente enmendables. Ya nuestra misión como Nooke es que seas tu mejor versión, estamos contentos de presentarte algunas opciones que puedes tener bajo la manga para evitar ser un zombie.
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Dale prioridad al sueño. No nos sorprende que la generación millenial reporte ser la más estresada de todas. De acuerdo a Healthline (2022), este grupo duerme considerablemente menos de lo que dormían sus papás, y mucho menos de lo que dormían sus abuelos (en promedio). Todos sabemos que dormir bien es crucial, pero con tantos tips y reglas estrictas sobre como hacerlo bien y que tipo de cosas evitar, terminamos igual de estresados: “no veas tu teléfono antes de dormir porque la luz te despierta” o “usa tu teléfono pero con lentes para bloquear la luz”. También hemos escuchado el típico “cena bien, sobre todo carbohidratos para que duermas mejor” o el “haz ayuno intermitente en la noche para que descanses”. Para nosotros en Nooke no hay una regla general, las cosas funcionan distinto para cada quien y así como hay gente que descansa con 7 horas, hay otros que necesitan 9. El punto es que conozcas a tu cuerpo y estés lo suficientemente consciente sobre tus acciones. Algo que sí te podemos decir es que el consenso general a nivel mundial sí establece un mínimo de 6 horas de sueño. Toma en cuenta que 6 horas de sueño no es necesariamente estar 6 horas en la cama; a veces nos despertamos sin darnos cuenta.¿Prueba de fuego? Haz algo que demande atención mental o que sea relativamente aburrido y ve que tan exitoso eres al hacerlo. Si te das cuenta de que no puedes leer ese artículo pesado pero necesario porque te estás quedando dormido, probablemente tengas temas de sueño. Ah, y no te guíes tanto por las horas que duermes, sino por como REALMENTE te sientes. ¿Otro indicador importante? La falta de descanso libera más grelina (Schmidt et al 2008), la hormona que hace que te sientas más hambriento durante el día. Así es, ese antojo insaciable por unas galletas dulces probablemente esté relacionado con una mala relación con tu almohada.
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Baja tu switch. Parte de nuestra cultura general, al menos en el mundo occidental, es que con el trabajo duro, y sólo así, vienen las recompensas. Decir “ando en chinga” se convierte en una especie de logro que puedes presumir, como si lo cantaras a los mil mares. Mientras menos tiempo tengas para hacer otras cosas y más ocupado estés, el éxito, al menos económico, parece estar más cercano. Nosotros no creemos lo contrario ni te vamos a decir que no lo hagas, simplemente queremos pedirte que te des cuenta cuando ya lo estás haciendo en exceso. Es fácil absorberte en el torbellino de tareas mundanas constantes que parecen hacerte sentir como la persona más productiva del mundo, pero que tampoco te permiten descansar. Finalmente, el estrés requiere energía, y la falta de esta es lo que te hace cansarte. ¿Prueba de fuego? Intenta, al menos un día a la semana, terminar de trabajar a las 5 o 6 de la tarde y dale a tu cerebro un espacio para desintoxicarse. Si nunca te puedes desocupar antes de las 6, pregúntate a ti mismo si es el estilo de vida que realmente te gusta y cuánto tiempo te gustaría tenerlo. Aparte de la meditación, las respiraciones profundas y muchos más tips de relajación, intenta buscar la interacción social. ¿Por qué? Recuerda ese estudio de Harvard (Mineo 2017) que sigue a 268 adultos durante casi 80 años. ¿La lección? Tener relaciones realmente cercanas con la gente es quizás la mejor acción que puedas tomar si quieres tener una vida sana y feliz.
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Aliméntate sanamente. Esto suena como el comercial en el que salían los niños comiendo papas y como decía “aliméntate sanamente” en letras blancas, ya estaba todo bien. Está claro que son dos ideas sumamente contradictorias; ningún deportista profesional se come unas papas fritas para mejorar su rendimiento, mucho menos unas mantecadas. Este consejo quizás sea el más difícil, aunque el más sabido, de todos los que están relacionados a la salud. Comer mal no significa comer poco o comer mucho, ni tampoco comer azúcar o no comerla. Comer mal quiere decir no darle a tu cuerpo los nutrientes -micro y macro- que necesita. Si realmente no eres alguien dispuesto a comer verduras, cómprate polvos verdes y échate una dosis diaria. Asegúrate que tengas tu dosis necesaria de proteína, carbohidratos y grasas; te vas a dar cuenta si estás haciéndolo mal en el momento en el que no puedas pensar bien o te estés quedando dormido toda la tarde después de comer. ¿Prueba de fuego? Analiza tus niveles energéticos después de cada comida poniéndote a prueba con tareas mentales. Experimenta con tu concentración y con la energía cognitiva que tienes y prueba distintos alimentos, desde verduras hasta carbohidratos complejos o grasas mono-saturadas. Si te comes un pastel de chocolate sin repercusiones energéticas o desconcentración, ¿quienes somos nosotros para decirte que lo dejes de hacer simplemente por que sí? Lo que nos importa es que logres generar una autoconsciencia plena y auténtica.
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Haz ejercicio. Como una marca de nootrópicos, no podemos dejar de recalcar la importancia en este punto. Al menos de que tengas algún tipo de problema de salud, la mejor manera de obtener este beneficio energético es con ejercicio de alta intensidad. No, no estamos hablando de subirte a la caminadora y trotar durante veinte minutos. Estamos hablando de un nivel en donde tu corazón esté latiendo del 80 al 85% de su capacidad o más. Recuerda que no estamos abogando, en este punto, por la quema de grasa ni por el desarrollo muscular, sino por la energía física y mental. Aún así, busca una foto de un corredor de distancia corta y analiza la diferencia corporal. Lo mejor de todo es que este tipo de ejercicio no requiere de mucho tiempo; puedes subirte a una caminadora y correr en velocidades rápidas o hacer jumping squats durante dos minutos con un minuto de descanso. Síguenos en Instagram, ahí estaremos pasándote rutinas de alta intensidad enfocadas en tu sistema cardiovascular. ¿Cómo se si le estoy dando al 80% o más? Intenta hablar. Si logras tener una conversación o poder pronunciar más de dos o tres palabras de forma coherente, puedes con más.
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Considera los suplementos. Aunque en rasgos generales poblacionales es raro encontrar deficiencias minerales y vitamínicas, estas sí existen. La más común de todas las deficiencias parece ser a la vitamina D, ya que no sólo pasamos mucho tiempo en lugares cerrados y con poca exposición al sol, sino que nuestra alimentación no propicia la buena absorción de dicho nutriente. Peor aún, esta vitamina no es nada común en los alimentos, haciéndola todavía más fácil de encontrar. Esta no es la única vitamina en la que solemos ser deficientes. Según Examine (2022), la falta de magnesio también está presente, y puede estar asociada con la falta de energía. Añádelo a tu dieta si lo consideras necesario y analiza como te sientes. Si no quieres tomar suplementos, come verduras verdes; puede ser un licuado con brócoli y espinaca o una ensalada de kale. Algunos otros nutrientes que pueden estar faltando en tu dieta y quizás causando tu aletargamiento son los Omega-3 y el Zinc, ambos disponibles en la comida y en la suplementación. Inténtalo… Siempre y cuando no excedas el límite recomendado de cada substancia (aquí te decimos cuales son), no debes de tener ningún problema experimentando.
En Nooke nos interesa verte bien realmente sin tener que ser prohibitivos ni caer en los extremos. Buscamos darte tips de acuerdo a lo que hemos investigado y experimentado por nuestra propia cuenta, tomando siempre a consideración lo que nos piden y aquello sobre lo cual nos preguntan. Si te sientes abrumado por los cambios, recuerda que no tienes que empezar con todos estos pasos de jalón, puedes hacerlo paulatinamente. ¿Dudas o sugerencias? ¡Escríbenos por IG o deja tus comentarios y con mucho gusto te los contestamos!